Saturday, September 21, 2013

La Vida y Nada Mas... de Abbas Kiarostami


La vida y nada mas...
Título en Inglés: Life and nothing more... o “Life goes on...”

Zendegi va digar hich(1992)

País: Irán

Guión y Director: Abbas Kiarostami

Actores: Farhad Kheradmand, Buba Bayour,Hocine Rifahi

95 min.

La película “La vida y nada más” es la segunda de la Trilogía denominada ‘Rostam-abad’ o ‘Koker’ denominadas así por la zona en la que están rodadas. La trilogía está formada por la anterior Donde está la casa de mi amigo /Khane-ye doust kodjast?/ Where is the Friend’s House? (1987) y por la posterior A través de los olivos / Zire darakhatan zeyton/Through the Olive Trees (1994).
Estamos ante una road movie, rodada con cierto tono de documental, esta película nada tiene que ver con el filme del mismo nombre de Bertrand Tavernier.

El argumento, como ocurre en general con el cine iraní, tiene varias lecturas. El título de la película “La vida y nada más”, se queda corto, en realidad es “La vida y mucho más”...

La trama:
El actor Farhad Kheradmand interpretando al director de la primera película de la trilogía (Donde está la casa de mi amigo), intenta llegar a Koker, la zona donde viven los actores que actuaron a sus órdenes para interesarse por su vida tras un aparatoso terremoto, lleva incluso carteles con fotos para localizarles. Le acompañan, su hijo (Puya) y un destartalado coche. Estos y una carretera llena de obstáculos son los protagonistas principales.
La carretera representa la vida, el coche, posiblemente, el vehículo o el cuerpo con el que todos recorremos esa carretera o vida. El hombre sabe donde quiere llegar pero la carretera se lo impide continuamente, no sabe lo que les espera tras cada recodo y tampoco sabe si el camino que lleva es el correcto, por ello, no para de preguntar al igual que la mayoría de los humanos cuando nos creemos perdidos si vamos por donde debemos. La carretera (la vida) es tortuosa pero no solitaria, está flanqueada por gentes entrañables y solidarias que lo han perdido todo salvo la esperanza, que luchan por salir de la adversidad, por reconstruir sus hogares, por seguir viviendo, por sonreír y mirar la vida de frente sin dejarse intimidar por la desgracia. Estas situaciones vienen plasmadas en planos largos y silenciosos desde dentro y hacia fuera del coche lo que nos sirve para evaluar el desolado paisaje y las consecuencias del terremoto, humanas y materiales; en otros planos no menos largos del protagonista se reflejan en su rostro y expresión la gravedad de todo lo que contempla. Estas imágenes hablan sin necesidad del guión.

El protagonista, recorre esa carretera de la vida, en silencio pero con ganas, con determinación en cumplir la parte que le ha tocado en la tragedia: ayudar y saber de los que con él han trabajado, yendo continuamente de acá para allá en su viejo coche que no siempre responde al reto.
Puya, su hijo simboliza el futuro, la continuidad del padre en el tiempo y que, como niño es preguntón y revoltoso, el pretender encontrar un refresco frío en un puesto entre las ruinas del terremoto denota, inocencia y no percatarse de la gravedad de lo que le rodea quizás por verse amparado y seguro por la figura de su padre, el mayor empeño del chaval es poder ver un partido de fútbol que se retransmite ese día por TV. Que él y muchos otros priorizan sobre el sufrimiento. Como ser espiritual es un pequeño ángel capaz de dar explicaciones, consolar y dar cariño cuando se le presenta la oportunidad.
Los razonamientos del niño son muy tiernos y con mucho fondo especialmente los relativos a la caza de un saltamontes para criarlo y prepararlo para la emigración (que es lo que muchos hemos tenido que hacer con nuestros hijos) porque: “el saltamontes debe emigrar a otro sitio cuando se haya acabado la hierba en el que vive” y el dialogo que mantiene con la lavandera que ha perdido a su hija mayor (buena estudiante), al apuntar a la madre que: “así la niña se libra de hacer sus deberes” o le cuenta la historia de Abraham y el sacrificio de Isaac.

A lo largo de esa carretera o vida se encuentran muchas situaciones: la joven madre en un tupido bosque de troncos y ramas retorcidas son símbolo de la enrevesada situación en la que se encuentra la misma, no necesita mas explicación. Pero la parte en la que posiblemente mas se resume y transmite la filosofía de la película es en el encuentro entre el protagonista y un joven recién casado que busca sus calcetines blancos y se limpia los zapatos entre las ruinas, que no aplazó su boda a pesar de la muerte de 65 de sus familiares y de la anciana que ha quedado sola y que es consciente de su soledad y de sus propios medios para sobrevivir. Juventud y vejez responden al unisono ante la adversidad. Gentes que luchan por poner de nuevo orden en sus vidas, solo con sus manos y que han perdido todo.

Tal que así viene siendo la historia de la humanidad desde siempre, caer y levantarse. No existe otra opción. Toda la obra del hombre resulta destruida pero la naturaleza sigue siempre ahí invitándonos a seguir y la vida, al igual que el plano final de la película, continúa... Siempre con un paso mas allá.

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